Las inversiones de construcción portuaria y los últimos movimientos en política internacional, en especial el cambio de gobierno en EE.UU., crearán diversos escenarios que pueden tener un inesperado impacto en la economía chilena.
Por: José Miguel Gómez Santos
Ingeniero
Comercial, Esp. en Finanzas Nacionales e Internacionales
Las relaciones con Estados
Unidos se remontan al alba de nuestra independencia, con un José Miguel Carrera
aprendiendo inglés, viajando hacia el norte y teniendo una conversación directa
con el presidente americano de aquel tiempo para ayudar en su empresa
liberadora. Desde ese contacto, ha pasado bastante agua bajo el puente.
El escalamiento de las
relaciones partió en los 90, donde empezaron conversaciones, seguido de
los ex presidentes Lagos y Clinton que acercaron posiciones y
finalmente en el 2004 entró en vigencia el tratado de libre comercio (TLC),
este enlazó a las dos naciones. La cercanía y dependencia económica del norte y
sur de este continente sólo ha aumentado con los años.
Hoy EE.UU. es el segundo
destino de las exportaciones y en clusters específicos, como los productos
agrícolas (creciendo un 4% en comparación al año pasado), éste queda en un primer
lugar. Al hablar en cifras, el comercio con el gigante del norte equivale a
casi un 14% de todo lo exportado por esta delgada nación sudamericana, es decir
cerca a los US$ 20.000 millones.
Los principales
intercambios son las exportaciones de cobre (cátodos de cobre) y Filetes de
salmón de parte de Chile, e importaciones de aceites combustibles
norteamericanos; US$ 1.873, US$ 712 y US$ 2.303 millones respectivamente. Todo
lo anterior podría cambiar en manos de una administración gubernamental proteccionista
y centrada en industrialización nacional como la que enarbola el ahora
presidente electo de los EE.UU.
Inversiones portuarias proyectadas
Gran parte de las inversiones que se tienen planeadas por parte de entes
estatales como privados se encuentras dispersas, implicando un desembolso de
varios miles de millones de pesos para lograr el cometido.
Para el caso de esta columna, los datos son entregados a través de un
gráfico con un recuento general basados en datos entregados por el DOP
(Dirección de Obras Portuarias) en un pasado informe escrito en 2009,
apareciendo en éste la proyección constructiva hasta el 2020 permaneciendo
vigente hasta el presente año. Existe un segundo informe que no se analizará en
esta ocasión dado que indica avances más que nuevas metas en
infraestructura.
*Las inversiones están divididas en las diez clasificaciones
observables:
- Frente
de atraques: espacios públicos o concesionados donde los barcos atracan
para hacer descargo de lo transportado.
- Accesos
viales: espacios que faciliten la movilización hacia y desde los puertos a
centros urbanos o de acopio cercano al puerto.
- Conectividad
austral e insular: facilitación por medio de conexión vial de lugares
lejanos o de difícil acceso (con importancia estratégica)
- Bordes
costeros: delineamiento de la línea costera de manera prolija, por
ejemplo, creando rompeolas
- Marinas
deportivas públicas: espacios públicos de esparcimiento y deportes
náuticos.
- Pesca
artesanal y acuicultura: un mejoramiento de la infraestructura utilizada
por pesca de menor calibre, ya sean los puertos o implementos necesarios
para la actividad.
- Turismo
cruceros: atracaderos para embarcaciones de gran tamaño enfocados en
transporte de pasajeros, facilitando el movimiento de ellos y rapidez en
el aprovisionamiento de la nave.
- Playas
artificiales: creación de playas públicas donde anteriormente no existían
o era riesgoso el baño.
- Accesos
ferroviarios: mejora en infraestructura ferroviaria conectando el puerto
con otros puntos urbanos de importancia.
- Logística:
mejoramiento de los sistemas, infraestructura y cibernético en la
interacción del puerto como ente intermediario, aumentando eficiencia del
mismo.
Las dos que se destacan son los “frentes de atraques” y “accesos viales” que en conjunto hacen el 72% de toda la inversión, encumbrándose en su suma por sobre los 1.970.835 millones de pesos. Los puertos más beneficiados son nortinos dedicados, casi en exclusivo, a la exportación de productos minero-industriales. Esto indica que se apuesta por el incremento de las exportaciones que se hagan del metal rojo hacia China y a EE.UU.
Atento a Trump.
Al decantar lo anteriormente dicho, las
relaciones comerciales con la primera economía del mundo se basan en el
comercio de nuestro cobre y por consiguiente la salida de él por puertos
nacionales. Por lo que es de valor analizar ¿Los cambios que quiere hacer el
presidente Trump serán de importancia y afectarán nuestro comercio?, La
pregunta es compleja de responder dado que hay una implicancia local y mundial
ante la arremetida del proteccionismo y las figuras industrialistas en las
economías más desarrolladas. En un primer caso, según insta el futuro
presidente, detendrá las conversaciones y saldrá definitivamente del TPP
(Tratado Trans-pacífico); a continuación, se revisarán todos los tratados de
libre comercio con ese país y dificultar, en parte, el libre tránsito de
extranjeros.
En un primer caso, el TPP es un aumento
de las regulaciones y facilidades internacionales en los países que están
inscritos en este tratado (siendo este un misterio por ser llevado adelante en
un secreto que intimida a la opinión pública), con los que la gran mayoría
(sino todos) Chile ya tiene relaciones bilaterales comerciales fluidas, con
tratados anteriormente celebrados y validados, por Lo que no sería una real
contrariedad. Es el segundo y tercer problema los que se sentirían en
territorio nacional, porque las exenciones que se tienen para con Chile, las
facilidades para exportar producto nacional y el ingreso de personas a Estados
Unidos podrían ser disminuidas.
Trump tiene como lema “Hacer américa
grande nuevamente” (Make america great again) y lo quiere hacer
entregando dinamismo a la industria interna, incluso a la extractiva
(minerales) y agrícola, aumentando intereses a lo importado y forzando a las
compañías a producir en territorio norteamericano, con incluso multas si no se
cumple. He aquí el gran miedo, ¿subirá la barrera para el cobre chileno
prefiriendo el que se extraiga allí mismo?, ¿Aumentará el tamaño de la
industria y por esto la producción en EE.UU. requiriendo mayor cantidad de
cobre chileno? La verdad es que hay que esperar y ver qué acciones realizará el
presidente.
De todas maneras, el proceso será
gradual y los movimientos iniciales son pensados en sus principales
adversarios, China y Rusia. Chile, como tal, está muy por debajo de las
prioridades del futuro mandatario.
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